LA CABALLA
La caballa constituye
en la dieta del hombre un alimento de procedencia animal, y por sus
características lo enmarcamos dentro de la rama pescado azul. Es un alimento muy rico en nutrientes
y que se recomienda consumir. Aquí te dejamos todos los beneficios que nos
aporta:
Con la ingesta de Caballa podemos favorecer el funcionamiento de
tejidos nerviosos y musculares gracias al Yodo.
Se estimula la absorción de calcio y fósforo por el organismo
contribuyendo al adecuado desarrollo de huesos y dientes, favorece el
crecimiento celular, y
ayuda a prevenir infecciones por su contenido en Vitamina D.
Con su aporte en Vitamina
B12 nos ayuda a que funcionen
mejor nuestro sistema nervioso, corazón y cerebro, y ayuda a mantener la
reserva de energía en nuestros músculos.
El selenio refuerza la protección contra enfermedades
cardiovasculares y su carácter antioxidante retarda el proceso de
envejecimiento celular, a la vez que le confieren propiedades preventivas
contra el cáncer.
La vitamina B3 contribuye a relajar los vasos
sanguíneos dotándoles de elasticidad, a estabilizar los niveles de glucosa y
ácidos grasos en la sangre, y a reducir el colesterol secretado por el hígado.
La vitamina
B6 favorece la formación de
glóbulos rojos, células sanguíneas y hormonas, interviene en la síntesis de
carbohidratos, proteínas y grasas. Además reduce los niveles de estrógeno,
aliviando así los síntomas previos a la menstruación además de estabilizar los
niveles de azúcar en sangre durante el embarazo. También evita la formación de
piedras o cálculos de oxalato de calcio en el riñón.
La vitamina B2 mejora el estado de las células del sistema nervioso y
colabora en la regeneración de tejidos como piel, cabello, uñas y mucosas, y de
forma especial en la integridad de la córnea, contribuyendo de esta manera a
mejorar la salud visual.
Las proteínas son idóneas para el adecuado
crecimiento y desarrollo del organismo, favorecen las funciones estructural,
inmunológica, enzimática, homeostática (colaborando al mantenimiento del pH) y
protectora-defensiva.
Los ácidos grasos convierten a la caballa en una fuente de
energía que ayudará a regular la temperatura corporal, a envolver y proteger
órganos vitales como el corazón y los riñones, y a transportar las vitaminas
liposolubles (A, D, E, K) facilitando así su absorción. La grasa resulta
imprescindible para la formación de determinadas hormonas y suministra ácidos
grasos esenciales que el organismo no puede sintetizar y que ha de obtener
necesariamente de la alimentación diaria.
El fósforo mejora la formación y desarrollo de
huesos y dientes, la secreción de leche materna, la división y la formación de
tejidos musculares. La presencia de fósforo (en forma de fosfolípidos) en las
membranas celulares del cerebro mejora
el rendimiento intelectual y la memoria.
El potasio,
junto con el sodio, se encarga de regular el balance ácido-base y la
concentración de agua en sangre y tejidos.
El resto de nutrientes presentes en este alimento, ordenados por
relevancia de su presencia, son: ácidos grasos saturados, vitamina E, vitamina
B, magnesio, ácidos grasos monoinsaturados, retinol, hierro, sodio, vitamina A,
cinc, calcio y vitamina B9.