sábado, 22 de febrero de 2014

CORVINA


La corvina es uno de nuestros pescados favoritos. Es un pescado con muy buena fama en lo que a gastronomía se refiere. De carne prieta, blanca, jugosa y sabrosísima. 
En Andalucía es muy común verla, ya que es propia del Atlántico, muy abundante en el Mediterráneo y también de las costas africanas del norte. Es una de las piezas más buscadas por pescadores deportivos. 
Su cuerpo es alargado, con la aleta de la cola recta, de tonos plateados y algunos matices dorados cuando está muerta que se hacen más claros en la zona del vientre y que puede llegar a medir 2 metros o pesar 75 kg, aunque la mayor parte de los ejemplares que se ven en el mercado son de unos 40-70 cm.
Cuando son grandes se suelen ver en rodajas, como ocurre con el atún, el salmón o el pez espada. 

A la hora de cocinarla no requiere demasiadas florituras y lo mejor es hacerla de una forma sencilla como a la plancha, asada al horno, en papillote, a la sal, brasa.. ya que su carne es tan exquisita que no es conveniente disfrazarla con otros sabores si lo que queremos es disfrutarla al máximo. 

Las corvinas que solemos ver en España son salvajes,  y aunque podemos encontrarlas también de cultivo, su sabor y aspecto no es el mismo y el precio tampoco se diferencia demasiado. Merece la pena comerse una Corvina salvaje antes que una de piscifactoría. 

Respecto a sus propiedades, es un pescado blanco que aporta proteínas, muy bajo en grasas y rico en ácidos grasos poliinsaturados. 

CURIOSIDADES sobre la CORVINA: 
Su cabeza fue considerada la porción más exquisita en la antigüedad. 
Hay más de 250 especies de la misma familia que la corvina.
Durante la época de puesta, los machos emiten sonidos semejantes al redoble del tambor que se pueden oír desde varios metros de profundidad. 


¡Las fotos que te dejamos aquí son de una que tuvimos en nuestras manos de 35kg!



martes, 11 de febrero de 2014

MEJILLONES GRATINADOS




Hoy nos apetecen MEJILLONES. Pero no los queremos simplemente al vapor, sino con algo más... ¡Así que hemos decidido hacerlos gratinados! Es un plato muy económico y además muy sabroso con el que conseguiremos que todos coman mejillones en casa. 









Lo primero que debemos hacer es limpiar los mejillones muy bien (incluida la cascara) y ponerlos al vapor con un chorrito de agua, unos granos de pimienta y una hojita de laurel. Una vez cocidos y abiertos los sacamos de las cascaras, reservándolas para la presentación, y picamos los mejillones en trocitos no demasiado pequeños. Los dejamos en un plato para usarlos en el siguiente paso. 


Sofreímos la cebolla, y una vez sofrita le añadimos los mejillones picados y la harina. Doramos un poco sin dejar de remover. Cuando la harina ya está un poco dorada le vamos añadiendo la leche poco a poco, dejando que se vaya espesando la bechamel y siempre moviendo para que no se pegue. Espolvoreamos con un poco de perejil picado y ponemos a punto de sal. 

Con la ayuda de una cuchara iremos echando la mezcla en las cascaras que hemos reservado y los iremos poniendo en la bandeja del horno. Los ponemos a gratinar en el horno unos 3-5 minutos, hasta que veamos que se doran. Sacamos con cuidado, servimos y ¡a comer!